Científicos advierten que se desconoce la toxicidad de
productos de uso masivo diseñados para la industria. Las reacciones adversas
pueden aparecer en años.
Un grupo de experto ha denunciado en la revista médica The
Lancet que las tintas usadas en la actualidad por los tatuadores no han sido
probadas en laboratorios, lo que supone desconocer su grado de toxicidad y,
sobre todo, sus efectos a largo plazo.
El problema es nuevo, porque está relacionado con las nuevas
tintas.
Diseñadas para uso de la industria textil, no se sabe qué
efectos producen bajo la piel. Mucho menos, qué pasará con esas tintas dentro
cuando hayan estado años bajo la epidermis.
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