
Julia Gnuse, que nació en 1959 en Flint (Michigan), tiene tatuado el 95% de su cuerpo. Reconoce que está encantada con sus tatuajes y le gusta como le quedan, pero el motivo de haberse tatuado la práctica totalidad de su cuerpo se debe a la porfiria cutánea, una enfermedad que padece desde nacimiento y que le provoca que en su cuerpo aparezcan ampollas al estar en contacto con la luz solar. Estas ampollas acababan convirtiéndose en cicatrices y comenzó a hacerse tatuajes como una forma de ocultar las mismas.
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